UNA CANCIÓN DE MEDIANOCHE
Las sirenas del mar toman el té de la tarde,
flotando entre corales, por el claro de luna.
Las sirenas del mar toman el té a grandes tragos,
inhalando y exhalando olas de algas perfumadas.
Flotan entre sedas de ahogados amantes sensibleros,
en pasillos de arena y glorietas de corteza salada.
Cantan en lo hondo y sacuden sus pestañas,
aquí, chasquea una cola al destellar ojos de ámbar.
Encienden pipas de agua de los fuegos que emergen
de ladrillos de marinos encantados por su voz.
Su rescate es ruso, su destino es el verde
que enmohece la sal y aparece en las juntas.
Cotillean de buques, y de conchas y esquisto,
susurran sobre amantes, de duramen y velas.
cuchichean de robles tallados que los llevan lejos,
a ahogarse en las olas bajo cantos de estrellas.
Por caños y grifos, aprietan los labios,
pintados de verde en la noche de mar,
vistiendo sus sedas, con escamas pegadas,
bajo las glorietas de sus tronos de azar.
No tengo el autor ni el nombre de este poema. Sólo lo traduje lo mejor posible, desde mi intuición.
El bellísimo dibujo, «Sandwich-Eating Mermaid», fue realizado por Himmapaan