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Posts etiquetados ‘Libertad’

UN PURIM ESPECIAL

miércoles, marzo 23rd, 2016

Hace casi veinticinco siglos, una nación intentó eliminar a otra de la faz de la Tierra. Purim es, para la religión judía, una fiesta que nos remite a la primera vez en la Historia en que se trató de llevar a cabo un genocidio en contra del pueblo judío, y al milagro relatado en el Libro de Ester, en el que el pueblo logró sobrevivir a ese intento de aniquilación.

La historia cuenta que una joven judía llamada Ester, ocultando su origen, logró seducir al rey Asuero de Persia para que éste, en lugar de matar a todos los judíos de su reino, como había decretado el primer ministro Amán, le diera muerte a este último, su prole y su ejército. La ira de Amán en contra de los judíos había sido incitada por el comportamiento de Mordejai, un judío que se negaba a inclinarse ante él cuando pasaba. Amán, entonces, decidió tomar venganza contra todo el pueblo de Mordejai, decretando un pogrom que eliminaría a cualquier judío vivo del imperio, en un solo día sangriento.

El milagro no es tan milagro, y muchas circunstancias coincidieron para que Ester pudiera seducir al rey (es interesante y enriquecedor hacer una pequeña investigación sobre este hecho, y sacar conclusiones propias).

En esta fecha, previa a la llegada de Pesaj, se comen harinas, pastas, se hacen regalos y un festejo parecido al Carnaval. Entre las cosas ricas que se preparan, hay unas masitas rellenas de dulce, como pirozhki rusos, que se llaman orejas de Aman, riquísimas como maridaje de un buen té (son las que les dejo de regalo en la foto al pie de la nota).

Este año, me gustaría compartir con ustedes las reflexiones del rabino, del maestro espiritual que yo más quiero, Baruj Plavnik:

«Purim – 24 de marzo

Es una extraña coincidencia que este año la celebración de Purim y la conmemoración del 24 de Marzo ocurran en el mismo día. Mi primera reacción cuando advertí esta coincidencia fue de consternación:

Purim es un festival de disfraces y burlas; el 24 de Marzo evoca tiranía, tortura, matanza y dolor.

No tardé en percatarme que esta coincidencia podía contener un mensaje ¿acaso la burla no será una buena estrategia para proscribir la maldad? Si cada Videla supiera que la historia lo va a tratar como el pueblo judío trata a Aman, tal vez se abstendría de dar curso a su arrogancia.

Por su puesto que está el respeto a las víctimas y sus familia, para ellos no cabe menos que reafirmar nuestro compromiso colectivo con la memoria, la verdad y la justicia, que no solo puede compensarles a ellos algo de su dolor; también es la garantía para todos nosotros que la democracia en la Argentina es un valor sagrado y que “con democracia también se come, se cura y se educa”.

Hace 2400 años atrás el pueblo judío estuvo a punto de ser exterminado por el capricho de una mente arrogante y malvada, pero también por la complacencia de una sociedad indiferente y gobernantes banales. Conocemos la verdad, se hizo justicia en su momento y sostenemos la memoria año tras año, siglo tras siglo!

En Purim relatamos el coraje de una mujer: Ester. Nos disfrazamos y ridiculizamos a Aman. Pero también convocamos a la amistad y la solidaridad. Es mitzvá de Purim “mishloaj manot” (envío de golosinas a los amigos) y “matanot la ebionim” (regalos para los pobres).

Mañana a la noche cuando en PARDES hagamos sonar las matracas para abuchear al malvado y estúpido Aman, agreguemos el nombre de todos los tiranos que recordamos para la desgracia que azotaron a la humanidad. También propongo recrear nuestra tradición y cuando en el relato se mencione a Mordejai y a Ester hagamos un aplauso a su coraje y determinación, pero junto a ellos recordemos a los héroes, hombres y mujeres, de toda la historia que asumieron el riesgo de sostener la libertad, la verdad, la justicia.

Yo personalmente cuando aplauda a Ester, pondré en mi corazón un homenaje a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.

Jag Purim Sameaj
Baruj Plavnick, Rabino.»

Aman té

24 DE MARZO ~ SENTARNOS A LA MISMA MESA

domingo, marzo 24th, 2013

Le soldat boit - Chagall 1911-1912

24 DE MARZO. Quiero hoy, además de gritar íntimamente NUNCA MÁS, hacerle pito catalán a la intolerancia. Ayer, en nuestra página de Facebook, alguien me preguntó si yo era «rusa o judía». Soy argentina, descendiente de rusos, de religión judía -además de montones de otras cosas-.
Cuando era chica, mi madre me decía «defendete de mí, defendete de nosotros» y me explicaba que son los padres quienes tienen la obligación y la responsabilidad de darles a los hijos el permiso para ser diferentes, para ser otros, para enojarse con ellos, discutir con ellos y romper con las viejas catedrales.
En Argentina, el 24 de marzo de 1976, comenzó la más tremenda dictadura de nuestra historia. Una de las razones, a mi modo de ver, fue la intolerancia, por parte de quienes se creían «los padres», de que «los hijos» fueran diferentes, pensaran diferente y quisieran romper con viejas estructuras. Tantísimos desaparecieron y fueron torturados por ser argentinos con ideas “raras” y otros, por ser “rusos” (que es el modo en que en nuestro país se nos llama muchas veces a los judíos), tuvieron que soportar, además, el odio antisemita.
En mi NUNCA MÁS de hoy, aceito mi memoria y también me levanto en contra de la intolerancia, la segregación y la discriminación de cualquier tipo. Estamos rayando Pesaj, la celebración de la libertad. Estoy convencida de que no hay libertad posible sin tolerancia, sin diálogo, sin sentarse a la misma mesa a mirarse los ojos mientras se exponen las ideas, sin hermanarnos en nuestras diferencias que son las que nos hacen únicos, irrepetibles, ricos.
Comparto con ustedes un fragmento de un libro de Nilton Bonder y Bernardo Sorj:

SENTADOS A LA MESA
“Desde el ‘tikun’ (reparación, en hebreo) de Jacob, que retorna a la casa de su abuelo y, por lo tanto, no depende de romper con su cultura y sus raíces originales para encontrar su lugar en el mundo, estamos frente al mismo cliché: no podemos dejar de estar sentados a la misma mesa. Por muy distinta que sea nuestra visión del mundo, por muy particular que sea la tierra prometida de cada uno de nosotros, debemos sentamos juntos a la misma mesa. Ese es el mensaje trascendente de la ‘Hagadá de Pesaj’ (texto leído durante la cena) a través de los cuatro hijos que se sientan a la mesa. Es, en verdad, el pacto original que Dios hace con Abraham: «tú, que abandonaste tu tierra, tu cultura y tu familia, tendrás una prole numerosa como las estrellas del cielo, y ellos no harán contigo lo que hiciste con tus ancestros; serán diferentes y osados, mas no tendrán que abandonar su pasado ni su herencia».
Los cuatro hijos distintos sentados a la mesa de Pesaj son cuatro figuras míticas fundamentales. Pero además de estar sentados juntos, ellos tienen una función, la de preguntar. Quien pregunta, cuestiona. Su calificación de hijos en el judaísmo reside en asumir esa postura de cuestionadores. Esta es, finalmente, la generación de los diferentes. No son los nietos que cuestionan. Cuando eso ocurre, no hay mesa. ¡Sólo los hijos pueden cuestionar y seguir sentados a la mesa! Lo mismo sucede cuando el padre llama a sus hijos a su lecho de muerte para exigirles una única fidelidad: que nunca dejen de hablar uno con el otro. Sentarse a la mesa es el pacto. Sobre la mesa están la historia, las creencias, las utopías y las discordias. Es hora, antes de devorarlas, de cuestionarlas.
¿Y quiénes son estos hijos?
El ‘jajam’, el educado que sabe cuestionar a partir del lenguaje y los vericuetos de la tradición; el ‘tam’, el puro que mira la mesa, no por lo que está servido, sino por las relaciones entre los que están sentados en tomo a ella y preguntan sobre la mesa por la perspectiva de las sillas ocupadas; el ‘sheló iodea lishol’, aquel que no comprende el lenguaje de la tradición y cuya pregunta crucial es «¿cómo preguntar sobre esta mesa?»; y, por último, el ‘rasha’, el provocador que cuestiona como si estuviera afuera de la mesa, formulando preguntas que sacuden sus estructuras.
Esos personajes podrían ser vistos como la propia caricatura de sus exageraciones, tan presentes en la gama de personajes judíos. El jajam que sabe preguntar puede transformarse en el ‘nudnik’, el pedante; los puros o ingenuos, tam, pueden ser los hijos ‘shlimazels y shlemils’, los pobrecitos y los que-casi-tuvieron-éxito; los que no saben preguntar se transformarían en ‘shmendriks y shmeguegues’, los incultos y los confusos; mientras que los provocadores, se tornarían ‘jutspeniks’, los atrevidos y ofensivos. Este es, tal vez, el precio que se paga por las intensas relaciones familiares que fijan los roles de sus hijos, asignándoles un único lugar a la mesa. Sus patologías son, al mismo tiempo, fuente de sufrimiento…”

Para cerrar, los invito, les propongo, los aliento a hacer el ejercicio de sentarnos todos juntos a la mesa, a dialogar para crecer, evolucionar y ser LIBRES. En mi caso, preparo la mesa para compartir mi mejor té.

La obra de hoy: The Soldier Drinks (Le soldat boit), 1911–12. Oil on canvas, 43 × 37 1/4 inches (109.2 × 94.6 cm). Solomon R. Guggenheim Museum, New York Solomon R. Guggenheim Founding Collection 49.1211. © 2013 Artists Rights Society (ARS), New York/ADAGP, Paris.

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